viernes, 5 de abril de 2013

DEUS EX MACHINA


El bufete Replicant  era una mole de cristal y acero erguida en mitad de Droidpolis.
En su interior, los nanocircuitos de Andy, el androide-abogado que lo representaba,  absorbían información como una esponja, las ventanillas de dispersión de su cerebro positrónico aleteaban furiosas, mientras valoraba el problema en su conjunto. Sus clientes; los últimos embriones humanos del planeta Tierra. El fondo del asunto; ¿Debían desarrollarse, o ser destruidos?
Era un caso difícil, sus representados casi habían destruido el planeta y el ministerio fiscal usaría esos argumentos en su contra, sin embargo, también los habían creado a ellos, esa sería su baza. ¿Serían capaces de destruir lo último que quedaba de sus hacedores?  Los cálculos probabilísticos que inundaban su mente artificial no le darían la respuesta, de eso se encargaría el Tribunal.
Una lluvia incipiente caía desde un cielo gris y plomizo golpeando el cristal de la ventana. Andy pensó que si perdía el juicio, esas serían las únicas lágrimas que se derramarían por la humanidad.

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