lunes, 17 de junio de 2013

LA CAUSA

Habían pasado más de veinte años, pero recordaba aquel caso como si hubiera ocurrido ayer. Varios niños habían sido asesinados, pero el acusado fue puesto en libertad por falta de pruebas y el juez decretó el sobreseimiento y archivo de las actuaciones. De nada valieron mis argumentos y supongo que no importó demasiado Al día siguiente le encontraron en su apartamento, clavado a la pared como un insecto en una exposición y con la garganta destrozada. Junto a él, aquella fotografía, como una ofrenda macabra, o más bien, como una declaración de intenciones. Jamás supieron quien era la mujer que aparecía en ella, ni porque la dejaron allí, pero la policía insinúo que podría tratarse de la madre de una de las víctimas, aunque yo creo que fue más por justificar su imposibilidad para identificarla que por otra cosa.
Pasado algún tiempo aparecieron nuevas pruebas y se descubrió que aquel tipo era culpable de todos los asesinatos, algo que en realidad todo el mundo sabía ya, aunque nunca se supo porque hizo lo que hizo, ni tampoco la identidad de aquella misteriosa mujer.
Yo, personalmente, creo que se hizo justicia, pero desde luego, hay actos cuyas causas es mejor no conocer.


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